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Causas emocionales profundas de la epicondilitis que debes conocer

La epicondilitis, conocida también como codo de tenista, es una dolencia que muchas veces se asocia con movimientos repetitivos del brazo o con esfuerzos físicos mal gestionados. Sin embargo, detrás de ese dolor insistente y difícil de eliminar suele haber algo más. A lo largo de más de 20 años de experiencia clínica, he visto una y otra vez cómo los tratamientos puramente físicos no bastan. Porque lo que muchas veces se esconde tras esta patología es una carga emocional que el cuerpo no ha podido gestionar adecuadamente.
Desde la visión integrativa que plantea Fiit Concept, el dolor no es solo una consecuencia del uso excesivo del brazo. Es un aviso. Una señal de que algo en tu vida, más allá de lo físico, está descompensado. Y en este artículo vamos a desentrañar esa dimensión invisible, pero profundamente real: las causas emocionales de la epicondilitis.

¿Qué emociones están relacionadas con la epicondilitis?

Cuando hablamos de emociones y dolor físico, muchos se sorprenden. Sin embargo, cada vez hay más evidencia —y sobre todo experiencia clínica— que demuestra que el cuerpo somatiza lo que no se expresa.
En el caso de la epicondilitis, es muy frecuente encontrar una relación con emociones de rabia, frustración y enfado contenido. No hablamos de un enfado puntual, sino de situaciones que se arrastran durante semanas, meses o incluso años. El cuerpo guarda eso. Y cuando no puede más, lo manifiesta a través del dolor.
Muchos pacientes, al profundizar, reconocen haber vivido situaciones como:

  • Sentirse injustamente tratados en el trabajo.
  • Cargar con responsabilidades familiares sin reconocimiento.
  • Tener que “aguantar” situaciones con impotencia.

Estas emociones mal digeridas no se evaporan. Se almacenan. Y acaban afectando al sistema nervioso, al sistema digestivo… y también a músculos y tendones.

¿Por qué el codo y no otra parte del cuerpo?

Buena pregunta. El cuerpo no elige al azar. En el enfoque de Fiit Concept, sabemos que cada dolencia tiene una relación directa con una víscera. En este caso, el órgano más vinculado a la epicondilitis es la vesícula biliar.
Este órgano, según la medicina tradicional china y la medicina natural europea, está relacionado con:

  • La toma de decisiones.
  • La capacidad de actuar con resolución.
  • La gestión del enfado y la rabia.

Cuando una persona se ve obligada a actuar en contra de su voluntad, cuando reprime el enfado o cuando se ve desbordada por decisiones que no puede tomar libremente, la vesícula biliar se altera. Y, a través de reflejos nerviosos y alteraciones en su función, puede terminar generando tensiones que afectan a la musculatura del antebrazo… y terminar en un dolor crónico en el codo.

¿Cómo saber si mi dolor tiene un origen emocional?

No siempre es evidente al principio. Pero hay señales que pueden ayudarte a identificarlo:

  • El dolor aparece en momentos de descanso, no necesariamente tras el esfuerzo físico.
  • Has probado varios tratamientos físicos sin éxito duradero.
  • Te sientes emocionalmente cargado, pero no sabes cómo expresarlo.
  • El dolor coincide con un periodo de tu vida en el que estás viviendo situaciones injustas o frustrantes.

Estas pistas no son pruebas absolutas, pero sí pueden ayudarte a abrir una puerta: la de comprender que tu cuerpo está hablando por ti.

¿Qué tipo de personalidad tiende a desarrollar epicondilitis?

No hay un único perfil, pero sí encontramos ciertas características que se repiten:

  • Personas muy autoexigentes.
  • Con una alta responsabilidad en el ámbito familiar o laboral.
  • Con tendencia a guardar lo que sienten, a no exteriorizar su malestar.
  • Que sienten que “tienen que” hacer cosas, aunque no quieran.

Este tipo de personas a menudo están desconectadas de su necesidad de poner límites. El cuerpo se convierte en ese límite. Y el dolor, en una forma de frenar algo que no pudieron frenar conscientemente.

¿Puede el estrés provocar o empeorar la epicondilitis?

Definitivamente, sí. El estrés mantenido no solo agota el sistema nervioso, sino que genera una sobrecarga visceral que termina afectando al sistema musculoesquelético.
En Fiit Concept observamos que muchas personas con epicondilitis también presentan síntomas digestivos leves: digestiones pesadas, intolerancias, hinchazón abdominal… Todo ello relacionado con una vesícula biliar sobrecargada por un estado de irritación emocional persistente.
Cuando el cuerpo entra en ese bucle de estrés-crispación-tensión, el músculo no puede relajarse, el tendón no se repara, y el dolor se vuelve crónico.

¿Qué puedes hacer para resolver esta dolencia desde la raíz?

El primer paso es dejar de buscar únicamente soluciones externas. Si el dolor persiste es porque el cuerpo aún no ha recibido lo que necesita. Y eso rara vez se consigue con antiinflamatorios o infiltraciones.
Necesitas:

  • Comprender la causa real de tu dolencia.
  • Identificar y abordar las emociones retenidas.
  • Aliviar la disfunción visceral que se esconde detrás del síntoma.
  • Cambiar tu forma de vivir ciertas situaciones para no repetir el patrón.

No se trata de curar solo un codo. Se trata de recuperar el equilibrio de tu cuerpo y tu vida.

¿Existe un tratamiento que tenga en cuenta todo esto?

Sí. En Fiit Concept hemos desarrollado un programa  para tratar la epicondilitis desde su origen real. Este programa no se limita a aliviar el dolor, sino que te enseña a comprenderlo y a resolverlo desde una visión completa: emocional, visceral, alimentaria y física.
Incluye vídeos explicativos, propuestas dietéticas, recomendaciones de fitoterapia, ejercicios específicos y estrategias de gestión del estrés. Todo accesible desde casa y orientado a que tú mismo seas el protagonista de tu recuperación.
Puedes conocer más sobre este enfoque y acceder al programa completo haciendo clic aquí. 

¿Cansado de sufrir?
¡Dile adiós a la epicondilitis!

Junio 02, 2025

Junio 02, 2025

Albi